Cuando tenía 21 años, me marché a Tesalónica (Grecia) para cursar mi cuarto curso de Filología Clásica. Cuando llegué a la estación de Tesalónica, después de muchas horas en tren desde Atenas, me dirigí a coger un t
No sé si alguno de vosotros ha estado o tiene relación con Grecia (muy de actualidad ahora, por otra parte), pero, cuando llegué a este país, conocía relativamente bien la lengua griega moderna; se puede decir que dominaba la gramática que había estudiado en la universidad durante tres años intensos y tenía un vocabulario relativamente amplio. Pues bien, cuando llegué a Tesalónica después de 10 horas de tren desde Atenas y me dirigí a coger un taxi para ir a la residencia de estudiantes, pregunté al taxista si me podía llevar a la dirección que llevaba anotada. Él me hizo un leve movimiento de cabeza hacia arriba. El gesto se parecía más bien a un "si" que a un "no", por lo que yo lo interpreté claramente como una respuesta afirmativa y me dispuse a subirme al taxi muy decidida. En ese momento, el taxista me dijo que no me subiera, que él no iba a esa dirección.
Meses después, supe que:
a) Ese movimiento de cabeza en Grecia es "no".
b) En Grecia es el taxista el que decide dónde va con su taxi y no el cliente. Si te viene bien te montas y si no esperas a otro que vaya donde te interese.
c) El taxi se comparte, es decir, puedes ir con otras cuatro personas a las que no conoces de nada.
Pues bien, esto es lo que me ocurrió. Las causas, supongo que mi falta de conocimiento de la cultura de los taxis en Grecia y, sobre todo también, mi desconocimiento de determinados gestos que comunican cosas en ese idioma. La verdad es que cuando pregunté al taxista si me podía llevar a aquella dirección, para mí era una pregunta más bien retórica, ya que no esperaba un "No" como respuesta. Él estaba parado y no parecía ocupado.
En aquel momento, supongo que no fue un problema de dominio de la lengua, ya que la conversación era muy básica y la pregunta la llevaba practicando todo el verano en España. Lo que no llevaba preparado era los gestos que acompañan a la emisión verbal y tampoco conocía practicamente nada de ningún aspecto relacionado con aquel país entonces nuevo para mí.
No sé si alguno de vosotros ha estado o tiene relación con Grecia (muy de actualidad ahora, por otra parte), pero, cuando llegué a este país, conocía relativamente bien la lengua griega moderna; se puede decir que dominaba la gramática que había estudiado en la universidad durante tres años intensos y tenía un vocabulario relativamente amplio. Pues bien, cuando llegué a Tesalónica después de 10 horas de tren desde Atenas y me dirigí a coger un taxi para ir a la residencia de estudiantes, pregunté al taxista si me podía llevar a la dirección que llevaba anotada. Él me hizo un leve movimiento de cabeza hacia arriba. El gesto se parecía más bien a un "si" que a un "no", por lo que yo lo interpreté claramente como una respuesta afirmativa y me dispuse a subirme al taxi muy decidida. En ese momento, el taxista me dijo que no me subiera, que él no iba a esa dirección.
Meses después, supe que:
a) Ese movimiento de cabeza en Grecia es "no".
b) En Grecia es el taxista el que decide dónde va con su taxi y no el cliente. Si te viene bien te montas y si no esperas a otro que vaya donde te interese.
c) El taxi se comparte, es decir, puedes ir con otras cuatro personas a las que no conoces de nada.
Pues bien, esto es lo que me ocurrió. Las causas, supongo que mi falta de conocimiento de la cultura de los taxis en Grecia y, sobre todo también, mi desconocimiento de determinados gestos que comunican cosas en ese idioma. La verdad es que cuando pregunté al taxista si me podía llevar a aquella dirección, para mí era una pregunta más bien retórica, ya que no esperaba un "No" como respuesta. Él estaba parado y no parecía ocupado.
En aquel momento, supongo que no fue un problema de dominio de la lengua, ya que la conversación era muy básica y la pregunta la llevaba practicando todo el verano en España. Lo que no llevaba preparado era los gestos que acompañan a la emisión verbal y tampoco conocía practicamente nada de ningún aspecto relacionado con aquel país entonces nuevo para mí.
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